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    La Operación Reinhard y la cremación masiva: espacio suficiente para las cenizas

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    ¿Las cenizas de las cremaciones masivas entraban en las fosas comunes de los campos de la muerte de la Operación Reinhard?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    En el campo de la muerte de Belzec de la Operación Reinhard, el volumen de las cenizas de restos humanos y leña que surge de la cremación de 600,000 cadáveres no podría haber entrado en las fosas comunes. Esta ceniza habría llenado por completo la capacidad de las fosas comunes con un sobrante equivalente a “60 vagones de carga de ferrocarril”. No hay manera de que los nazis hayan asesinado a tantas víctimas en los campos de la muerte de la Operación Reinhard.[1]

    Por ejemplo, Carlo Mattogno, un negacionista italiano del Holocausto, asevera que, según sus cálculos, los restos de ceniza humana y de madera hubieran sido demasiados como para volver a enterrarlos en las fosas comunes. En su opinión, esto demuestra que Belzec era un “campo de tránsito” para los judíos que eran deportados y enviados más hacia el este, no un campo de la muerte.[2]

    Los hechos son:

    Los argumentos de los negacionistas del Holocausto son incorrectos. Estos presumen cifras no realistas sobre el peso de los cadáveres y la cantidad de madera necesaria para la cremación. Cuando se incorporan cifras más realistas, queda claro que el espacio era más que suficiente para volver a enterrar las cenizas. 

    Cómo establece sus cifras Carlo Mattogno, el negacionista del Holocausto:

    En primer lugar, Mattogno entiende que un cadáver promedio pesa 46 kg. Cuando lo multiplica por los 600,000 restos, obtiene un valor de 1,350 toneladas de ceniza humana, con un volumen de 2,560 metros cúbicos.

    En segundo lugar, afirma que las 96,000 toneladas de madera habrían creado 7,680 toneladas de ceniza, con un volumen de 22,600 metros cúbicos. Por lo tanto, el volumen total de ceniza sería de 25,300 metros cúbicos (2,700 + 22,600).

    Las cifras estimadas de las fosas comunes, según Andrzej Kola:

    Andrzej Kola es un arqueólogo que analizó el campo de Belzec entre 1997 y 1999. Determinó que las fosas tenían una capacidad de 15,840 metros cúbicos. Según las cifras negacionistas, habrían quedado unos 6,760 metros cúbicos de ceniza sin enterrar.

    Entonces, ¿cuán erróneas son las cifras de Mattogno? Las cifras de Mattogno con respecto al peso total, tanto el de los restos humanos como el de la madera, son demasiado elevadas. Mattogno entiende que un cadáver promedio pesa 45 kg. Sin embargo, el peso promedio real de un cadáver era de 25 kg. Estas cifras sobrestimadas de Mattogno representan casi el doble del peso promedio más realista. De manera similar, el total real de madera requerida era unas 6 veces inferior al calculado por Mattogno. La proporción se acercaba más a 1 kg de madera por cada 1 kg de restos (una proporción de 1:1).

    Cifras realistas de la utilización de madera en Belzec:

    Si usamos cifras más realistas para la cremación masiva de Belzec, el volumen total producido se acerca más a los 1,500 metros cúbicos de ceniza humana y a los 3,530 metros cúbicos de ceniza de madera. Esto da un total de 5,030 metros cúbicos de ceniza, el 32% de la capacidad total conocida de las fosas comunes.

    Incluso si aumentamos arbitrariamente las cifras realistas, solo por atender a este argumento, no se podría llenar las fosas al 100%. Por ejemplo: aumentemos el peso corporal promedio a 35 kg y dupliquemos la proporción de madera por cada 1 kg de masa muscular humana (para llegar a 2:1, en vez de 1:1). Se obtiene un total de 9,760 metros cúbicos de ceniza: el 61% de la capacidad disponible en las fosas comunes.

    También se debe recordar que la cifra de 15,840 metros cúbicos es el volumen mínimo, ya que dos de las fosas más grandes se prolongan por fuera del terreno actual del campo (hacia tierras privadas), por lo que no se pudieron medir.

    Wood Ash
    De Laurentius (obra propia) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], a través de Wikimedia Commons

    Lo que sabemos sobre el desecho de las cenizas en los campos de la Operación Reinhard:

    Contamos con datos sobre el tratamiento de las cenizas en los tres campos de la muerte de la Operación Reinhard. Chil Rajchman (también conocido como Henryk Reichman) trabajó en el área del campo de la muerte de Treblinka y testificó: “Se colocaba una capa ligera de ceniza en las profundas fosas de las que se habían exhumado los cadáveres; se la tapaba con una capa ligera de arena, y así sucesivamente, hasta llegar al nivel de dos metros por debajo del suelo. Los últimos dos metros solo se cubrían de arena. De esta manera, pensaban que podrían eliminar para siempre los rastros de su espantoso crimen… Los transportistas que entregaban las cenizas y arena durante todo el día apisonaban con firmeza la superficie”.[3]

    Conclusión:

    Los cálculos de Mattogno sobre el peso promedio de un cadáver y la cantidad de madera necesaria no se corresponden con la realidad. Como sus cifras están burdamente exageradas, son inválidas sus conclusiones sobre la cantidad producida de cenizas humanas y de madera. al utilizar cifras más realistas, se determina que se contaba con espacio más que suficiente para volver a enterrar los restos de las cremaciones masivas.

    NOTAS

    [1] Carlo Mattogno, Belzec in Propaganda, Testimonies, Archeological Research, and History (Theses & Dissertations Press, 2004), p. 86 en http://vho.org/dl/ENG/b.pdf.

    [2] Carlo Mattogno, Belzec in Propaganda, Testimonies, Archeological Research, and History, p. 108.

    [3] Chil Rajchman, The Last Jew of Treblinka: A Survivor’s Memory 1942-1943, traducción del yidis al inglés de Solon Beinfeld (Pegasus Books, 2009), p. 78.