• Search

    Introducción: ¿qué era la Operación Reinhard?

    Esta publicación también está disponible en: English Français العربية فارسی Русский Türkçe

    ¿Qué era la Operación Reinhard?

    “Operación Reinhard” fue el nombre nazi en clave para los tres campos de la muerte de Treblinka, Belzec y Sobibor. A diferencia de Auschwitz-Birkenau y Majdanek, que eran una combinación de campos de trabajo y de exterminio, los campos de la Operación Reinhard eran infraestructuras de puro exterminio. Los tres campos se situaban en el sudeste de Polonia, cerca de los principales guetos y núcleos de población judíos, como Varsovia y Krakow. Las líneas de tren facilitaron el acceso entre esas zonas y los campos. Los establecimientos de la Operación Reinhard estaban bajo la autoridad de Odilo Globocnik, cuya sede central estaba en Lublin, Polonia. Belzec fue el primer campo construido, seguido de Sobibor y, por último, Treblinka. Belzec comenzó a funcionar en marzo de 1942; Sobibor, a mediados de abril de 1942; y Treblinka, en julio de 1943.

    ¿Cuál era el método de asesinato en los tres campos de la muerte?

    En Treblinka, Belzec y Sobibor, las cámaras de gas constituían el principal método de asesinato. Se encerraba a las víctimas en las cámaras y se bombeaban gases de escape mediante motores de grandes dimensiones. Morían de una combinación de intoxicación por monóxido de carbono y asfixia por falta de oxígeno.

    La distribución de los campos:

    En general, los tres campos se dividían en tres zonas: la sección administrativa, la sección de recepción y la sección de exterminio.

    La sección administrativa comprendía las viviendas de los guardias ucranianos y de la SS. Esta organización dirigía el campo, mientras que los ucranianos cubrían los puestos de guardias. La sección administrativa también tenía edificios y sitios relacionados con las actividades de respaldo del campo.

    La sección de recepción estaba al lado de la línea de tren. Incluía una zona de reunión abierta, rodeada de barracones. En estos edificios, se despojaba a los judíos de su ropa y posesiones. Los objetos se almacenaban aquí hasta que pudieran enviarse a Alemania para ser de utilidad en la máquina de guerra.

    La sección de recepción se conectaba con la sección de exterminio mediante un “conducto” largo, el “Schlauch”. Estaba cercado en ambos lados y estaba bloqueada la vista hacia o desde fuera. Los guardias conducían a las víctimas judías desnudas por el conducto, al final del cual había una abertura, que conducía a las cámaras de gas y a las fosas comunes.

    Los campos estaban rodeados de varias cercas y garitas de vigilancia. Árboles y terraplenes bloqueaban la vista de los campos para los vecinos locales o los transeúntes, así circularan por carreteras o por las vías de tren.

    Odilo Globotschnigg [Globocnik]
    Odilo Globocnik. Bundesarchiv, Bild 146-2007-0188 / CC-BY-SA 3.0 [CC BY-SA 3.0 de (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/de/deed.en)], a través de Wikimedia Commons

    La importancia del engaño:

    Una elaborada ficción disfrazaba el objetivo final de los campos. Los nazis y sus colaboradores hacían lo posible por engañar a los judíos sobre su destino, al menos hasta que estuvieran encerrados en las cámaras de gas, ya indefensos e incapaces de oponer resistencia. En Treblinka, la rampa parecía una estación ferroviaria real, con carteles, un reloj y una taquilla.

    El proceso de asesinato:

    Cuando una sección de vagones de carga llegaba a la rampa, se hacía descender a los judíos y se les decía que dejaran el equipaje al lado del tren. Eran obligados a marchar hacia la sección de recepción, donde recibían el discurso de un nazi: este les decía que se los enviaría más hacia el este para trabajar y que podrían quedarse con sus familias. Les advertía que era necesario desinfectar sus cuerpos y ropas con fines higiénicos. Después de una ducha, se les devolvería el equipaje, las ropas y sus objetos de valor.

    Los recién llegados se separaban en dos grupos: (1) hombres y (2) mujeres y niños. En Treblinka y Belzec, cada grupo se desvestía por separado en sus barracones designados. En Sobibor, los hombres se desvestían afuera, aunque las mujeres y los niños tenían permitido desvestirse en un barracón. Se les instaba a dejar la ropa donde pudieran encontrarla más tarde.

    Primero, se conducía el grupo de hombres desnudos por el conducto (el “Schlauch”), bajo la vigilancia de ucranianos con perros. Entonces se los llevaba a la cámara de gas en la sección de exterminio. Las mujeres y los niños los seguían, después de que se les cortara el cabello.

    Mientras tanto, el Bahnhofskommando (los ‘judíos de la rampa’) limpiaba los vagones de carga y sacaba de allí todos los cadáveres o equipaje restantes. Los nazis se quedaban con el equipaje, la ropa y los objetos de valor, que después se clasificaban y se enviaban a Alemania.

    Cuando el grupo de recién llegados había desaparecido en el conducto, los vagones de carga vacíos se sacaban del campo y se hacía ingresar otro conjunto de vagones llenos. Este proceso se repetía hasta que se hubiera exterminado el transporte completo.

    Los Sonderkommandos judíos

    Los nazis seleccionaban a algunos judíos de los transportes para trabajar en los campos de exterminio. Las mujeres trabajaban como criadas y cocineras para las SS en la sección administrativa. Los hombres trabajaban en diversos oficios necesarios para la operación del campo.

    Se seleccionaban judíos para ocuparse de los recién llegados al campo en la sección de recepción. Los nazis los obligaban a trabajar en el proceso de desvestido; de corte de cabello; de la remoción de posesiones y de la limpieza de la rampa después del arribo de cada vagón. Tiempo después, designaron a algunos hombres judíos a cortar la madera para camuflar los campos y, más adelante, leña para alimentar las piras crematorias.

    Los nazis asignaban grupos de hombres judíos en la sección de exterminio para extraer los cadáveres de las cámaras de gas y transportarlos a las fosas comunes. En un intento de eliminar todo vestigio del asesinato en masa, finalmente obligarían a estos grupos a exhumar, cremar y volver a enterrar las cenizas y los huesos. Los judíos en las diversas secciones no tenían contacto entre sí. Los integrantes del Sonderkommando (los judíos que trabajaban en la sección de exterminio) de cada campo de la muerte eran asesinados en intervalos regulares y enterrados en las fosas comunes. Los reemplazaban con nuevos prisioneros entre los recién llegados.

    En casos aislados, se seleccionaba a judíos para servir en los campos de trabajo de las cercanías. Estos esperaban en la sección de recepción hasta que se limpiara el tren que después partiría en dirección a los campos de trabajo. Nunca supieron ni vieron lo que sucedía en la sección de exterminio. Los judíos que trabajaban en la sección administrativa o de recepción tampoco lo sabían, al menos a partir de la observación directa.

    Las cámaras de gas:

    Originalmente, los tres campos se construyeron con un pequeño edificio rectangular que tenía tres cámaras de gas a un lado de un largo pasillo. Más tarde, se lo reemplazó con un edificio más grande, con tres cámaras de gas a cada lado de un largo corredor.

    Las cámaras de gas en sí parecían baños públicos y estaban marcadas con símbolos judíos. En Treblinka, había plantas y flores en los escalones que llevaban a las cámaras. Cada cámara tenía una puerta de acceso hermética que conducía hacia la sala y que impedía el escape de gas. Una vez que la puerta se cerraba desde afuera, las víctimas estaban atrapadas sin salida. Las puertas de acceso tenían una mirilla que permitía confirmar si los ocupantes ya habían muerto. En el lado opuesto a la entrada, cada sala también contaba con portones, como de cochera, que se abrían para extraer los cadáveres y llevarlos a las fosas comunes.

    El motor o bien se situaba en un pequeño cobertizo al lado de la cámara de gas, o bien estaba pegado al edificio de las cámaras de gas. Las tuberías conducían los gases de escape del motor directamente a cada sala.

    Las fosas comunes:

    La mayoría de las fosas comunes se encontraban en la sección de exterminio, que estaba rodeada de cercas, terraplenes de tierra y árboles. Los nazis usaban estas medidas para camuflar los sitios funerarios. Cada campo contaba con, al menos, una fosa común fuera de la sección de exterminio, cerca del denominado lazareto (hospital). En vez de conducir a los ancianos y enfermos a la sección de recepción, los guardias los llevaban directamente al lazareto. Detrás de este falso hospital, se les disparaba y se los tiraba en una fosa común. Asimismo, había otras fosas comunes fuera de la sección de exterminio. Aquí se enterraban los cadáveres de los judíos que habían muerto en el tortuoso viaje hacia los campos.

    Al principio, las fosas se cavaban manualmente. Más tarde, los alemanes usaron excavadoras, que aceleraban el proceso y permitían cavar pozos más grandes. Se cubrían los cadáveres con cal viva y, cuando se saturaba una fosa, se la tapaba con tierra. Se cavaba una fosa nueva de inmediato.

    La incineración de los restos:

    En diversos intervalos entre 1942 y 1943, se exhumaron de las fosas comunes los restos de los judíos ya asesinados para cremarlos en grandes parrillas. Los nazis volvían a enterrar las cenizas y los fragmentos óseos en los pozos. Este proceso se llevó a cabo en los tres campos. Poco después de que comenzara el proceso de exhumación, los tres campos cambiaron la estrategia de eliminación de las víctimas recientes. En vez de enterrar los restos, exhumarlos e incinerarlos, los nazis decidieron cremar directamente las víctimas asesinadas.

    El arrasamiento de los campos:

    Tras la cremación de la mayoría de los cadáveres y la suspensión de los transportes, se desmantelaron los tres campos. Se demolieron todos los edificios y estructuras, se cubrieron las fosas comunes, se quitaron las cercas, y se saneó el área. Así, abandonaron por completo los sitios.

    Sobrevivientes:

    Solo hubo un puñado de sobrevivientes de los tres campos, principalmente gracias a insurrecciones de prisioneros en las tres ubicaciones, que permitieron que varios judíos escaparan. En Treblinka, sobrevivieron unos 70 judíos. En Belzec, solo dos. Solo uno de ellos, Rudolf Reder, permaneció con vida como para dar testimonio tras la guerra. En Sobibor, sobrevivieron unos 47 judíos. Son más los sobrevivientes de Sobibor y de Treblinka porque los trabajadores judíos se sublevaron y escaparon de allí (Treblinka, agosto de 1943; Sobibor, octubre de 1943).

    La cantidad de judíos asesinados en Treblinka, Belzec y Sobibor:

    La mayoría de las víctimas fueron judíos polacos de dos distritos: (1) los distritos del Generalgouvernement (‘Gobierno General’) de Varsovia, Radom, Krakow, Lublin y Galicia; y (2) los distritos de Zichenau y Bialystok, que se habían anexado a la Alemania nazi. El resto provenía de Alemania, Austria, la actual República Checa, Eslovaquia, Macedonia, Francia, los Países Bajos, Lituania y Bielorrusia.

    Entre marzo de 1942 y octubre de 1943, se estima que unos 1,400,000 judíos fueron asesinados en Treblinka, Belzec y Sobibor. Solo un porcentaje ínfimo era seleccionado para tareas de trabajo, así fuera en estos campos o en los de trabajo cercanos. Se calcula que el total de judíos asesinados en Treblinka asciende al menos a 713,555; en Belzec, al menos a 434,508; y en Sobibor, al menos a 170,165. Estas cifras son probablemente conservadoras, ya que se desconoce la totalidad de los transportes. Una cifra generalmente aceptada es de 1,400,000.

    Los campos en la actualidad:

    A pesar del intento de los nazis de eliminar toda la evidencia del asesinato en masa, quedaron muchos rastros importantes de los campos. Estos vestigios constatan la función de los campos. Por ejemplo, se han descubierto las fosas comunes de Sobibor y Belzec. No obstante, no hay edificios intactos ni restos visibles de las estructuras. Las fotografías aéreas y las excavaciones modernas han brindado información sobre la distribución de los campos. Hoy en día, estos sitios se han vuelto zonas herbosas y arenosas cubiertas de árboles. Los tres campos cuentan con monumentos conmemorativos y pequeños museos.

    Belzec 1. Photo Credit: United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of Muzeum Regionale w Tomaszow Lubelski
    Crédito de la fotografía: United States Holocaust Memorial Museum, cortesía del Muzeum Regionalne w Tomaszowie Lubelskim.

    Un cartel en polaco del centro de exterminio que dice: “¡Atención! Todas las pertenencias deben entregarse en el mostrador, excepto por el dinero, los documentos y otros objetos de valor, que debe conservar consigo. Se deben atar los zapatos en pares y colocarlos en el área marcada para zapatos. Después, debe ir completamente desnudo a las duchas”.