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    Cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau: el informe de Fred Leuchter

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    En el informe Leuchter se argumenta que las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau no existieron. ¿Cómo sabemos si este informe no tiene validez científica?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    Un estudio científico llamado el Informe Leuchter afirma en forma decisiva que no existieron cámaras de gas en Auschwitz-Birkenau. En el informe, Fred Leuchter concluyó que solo hubo “rastros insignificantes” de Zyklon-B en las muestras científicas que tomó en las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau. Por lo tanto, “las cámaras de gas en cuestión situadas en las instalaciones inspeccionadas nunca pudieron haber sido, o ser ahora, utilizadas como cámaras de ejecución con gas, o ser consideradas como tales”.

    Los hechos son:

    El Informe Leuchter no tiene sustento científico. Los métodos de Leuchter presentan fallas y sus conclusiones son falsas. Leuchter obtuvo sus muestras en forma inadecuada y no se realizó el tipo de análisis apropiado para producir resultados precisos. No existe evidencia que respalde sus conclusiones, algunas de las cuales son: no hubo suministro de materiales para puertas, ventanas o conductos sellados; no hubo ventilación; los nazis hubieran muerto también por la exposición al Zyklon-B; solo se encontraron “rastros insignificantes” de Zyklon-B.

    ¿Qué es el Informe Leuchter?

    En 1988, Ernst Zündel, un alemán-canadiense negacionista del Holocausto fue juzgado en Canadá por “difundir noticias falsas”. Como parte de su defensa, Zündel contrató a un especialista independiente experto en cámaras de ejecución, Fred Leuchter, para que realizara un análisis forense de las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau y otros campos.[1]

    Leuchter fue a Auschwitz-Birkenau donde, sin permiso oficial, tomó pruebas de ladrillos y cemento del tamaño de un puño[2]. Luego envió el material al laboratorio forense para su análisis. En el informe, Leuchter concluyó que: “No existió ninguna cámara de ejecución en ninguno de estos sitios”. Según Leuchter, “las supuestas cámaras de gas en los sitios inspeccionados no pueden haber sido, o ser ahora, utilizadas como cámaras de ejecución con gas, o ser consideradas seriamente como tales”.[3] (Énfasis en el original)

    Zündel presentó el Informe Leuchter como evidencia en este juicio y solicitó que Fred Leuchter declarara como testigo para su defensa. Sin embargo, cuando Leuchter fue interrogado por el tribunal sobre sus credenciales como testigo experto, se descubrió que no tenía licencia de ingeniero. Leuchter estaba graduado en ciencias humanas y no tenía experiencia alguna en química, toxicología o cremación —todas las áreas de especialización en las que se basó para redactar el Informe Leuchter. Por lo tanto, el tribunal rechazó al Informe Leuchter como evidencia y no aceptó a Leuchter como testigo experto.

    El Informe Leuchter se publicó en 1989 y al poco tiempo pasó a ser un elemento fundamental de la negación del Holocausto, y sigue siéndolo hoy.

    ¿Cómo sabemos que el Informe Leuchter no tiene sustento científico?:

    Leuchter recogió 31 muestras del tamaño de un puño con ladrillos y mortero de los crematorios y las cámaras de gas y una muestra de control del edificio donde se desinfectaban las ropas de los prisioneros en Birkenau. Los nazis solían usar este edificio para desinfectar las sábanas o la ropa para evitar la epidemia de tifus en el campo. Leuchter recogió las muestras de manera encubierta, azarosa e indocumentada. No hay forma de saber si los morteros y ladrillos que Leuchter analizó provienen de las cámaras de gas.

    Los métodos de obtención de muestras de Leuchter pueden verse en la película de Errol Morris, Mr. Death: The Rise and Fall of Fred Leuchter, Jr. En este film, se ve a Leuchter tomando al azar grandes pedazos de ladrillo y cemento de las paredes, pisos y techos. En un momento incluso toma un trozo de ladrillo y cemento de un charco de nieve derretida en el suelo de lo que afirma que era una cámara de gas. No era una cámara de gas, sino una parte del horno de cremación.[4]

    Cada trozo de ladrillo o de cemento del tamaño de un puño fue molido a polvo para los análisis. Esto plantea otro problema. Cualquier resto mínimo de residuo de ácido cianhídrico (HCN) que pudo estar presente pasó a ser una parte aún más minúscula de las muestras más grandes. Un método más adecuado hubiera sido analizar solo las superficies de las muestras. Sin embargo, no se informó al laboratorio qué se debía analizar en estas muestras. Así, el laboratorio realizó un análisis completo de toda la muestra.

    Está claro que la metodología del Informe Leuchter fue inadecuada desde el principio. La obtención de muestras de Leuchter no se realizó de manera controlada y el método de análisis nunca hubiera podido producir resultados certeros.

    En el Informe Leuchter se señala como argumento la “la ausencia de lecturas significativas" de ácido cianhídrico (HCN) en las muestras de las cámaras de gas. ¿Por qué este argumento es insignificante?:

    La exposición reiterada al HCN deja un residuo químico azul en la superficie llamado “azul de Prusia”. Sin embargo, las paredes y los techos de las cámaras de gas estaban revestidos con yeso. El azul de Prusia hubiera quedado en la superficie del yeso y no hubiera dejado una presencia substancial en los ladrillos, morteros o cemento debajo. Cuando Leuchter llegó a Auschwitz-Birkenau para tomar estas muestras, el yeso ya había desaparecido hacía mucho debido al envejecimiento y a la exposición. Incluso el ladrillo debajo del yeso había quedado expuesto a 43 años de lluvia, sol, nieve y heladas.

    Existen motivos históricos que demuestran que sería muy poco probable poder encontrar cantidades significativas de HCN. Según Josef Sackar, un miembro de uno de los Sonderkommandos que trabajaba en las cámaras de gas: “Luego de cada matanza, lavábamos todo y rociábamos una sustancia para eliminar el olor a gas. También lavábamos el piso de la cámara”.[5] Con este tipo de procedimiento, sería aún menos probable que quedaran restos significativos de HCN en el yeso de las cámaras de gas.

    La conclusión de Leuchter según la cual los análisis de los restos actuales de las cámaras de gas  “no poseen rastros” de HCN, no demuestra nada sobre el uso histórico de las salas como cámaras de gas.

    En el Informe Leuchter se argumenta que en las habitaciones de desinfección se detectaron mayores cantidades de residuos de HCN.[6] ¿Por qué esta afirmación es irrelevante?:

    Una vez más, esta afirmación no sorprende. En primer lugar, Leuchter calculó en forma inadecuada que para matar a un ser humano hace falta 3,200 partes por millón (ppm) de Zyklon-B.[7] En realidad hace falta únicamente un máximo de 300 ppm.[8] Sin embargo, para matar pulgas, escarabajos y otros insectos hace falta al menos 16,600 ppm de HCN. Por lo tanto, es comprensible que las paredes de la cámara de desinfección tuvieran mayor cantidad de residuos de HCN. En estas cámaras de desinfección había vestimenta y ropa de cama que solía estar expuesta durante varios días a impregnación con Zyklon-B. Además, a diferencia de las cámaras de gas desgastadas por las condiciones climáticas, el edificio de desinfección aún está en pie. Por ende, las paredes de yeso interiores aún tienen residuos de “azul de Prusia” y se mantienen protegidas de los factores climáticos.[9] Es totalmente razonable que las paredes y pisos del edificio de desinfección aún contengan cantidades importantes de residuos de HCN.

    En el Informe Leuchter se argumenta: “No hubo suministro de materiales para puertas, ventanas o conductos sellados…”[10]

    Los archivos del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau —que Leuchter no visitó— muestran evidencias que contradicen la afirmación de Leuchter. Por ejemplo, en una carta de Karl Bischoff, el arquitecto principal de Auschwitz-Birkenau, dirigida a German Armament Works (con fecha del 31 de marzo de 1943) se encargan “tres puertas a prueba de gas” para la cámara de gas y crematorio III. Bischoff solicita que estas puertas respeten “exactamente el tamaño y la estructura de las que ya se entregaron” para la cámara de gas y crematorio II. Bischoff también indicó al fabricante que las puertas tenían que tener un agujero visor de vidrio doble de 8 mm. Este agujero debía tener “un sello de goma y un montaje metálico”. El pedido se marcó como “muy urgente”.[11] Asimismo, en los archivos hay un pedido documentado de una “manija para la puerta a prueba de gas” (Pedido N.º. 162, 6 de marzo de 1943).[12]

    También hay fotografías de las puertas a prueba de gas reales que se encontraron en Auschwitz-Birkenau luego de la guerra. En las fotos se puede ver que las puertas tenían agujeros visores que estaban cubiertos con una pantalla gruesa y un sellamiento a prueba de gas en los bordes. Esto es exactamente lo que Bischoff solicitó en su carta.[13]

    A pesar de los argumentos de Leuchter, existe evidencia en documentos y fotografías de estas puertas a prueba de gas.

    En el Informe Leuchter se argumenta que: “No había sistemas de ventilación para ventilar el gas luego de usarlo”…[14]

    Los planos de los nazis de las cámaras de gas y crematorios II y III en Birkenau muestran conductos de ventilación en las paredes (‘Entlüftung’). De hecho, los restos de estos sistemas de ventilación aún pueden verse en las ruinas.[15] Asimismo, testimonios visuales confirman la existencia de ventilación. Saul Chazan, un miembro del Sonderkommando que trabajó en la cámara de gas y crematorio II, describió estos conductos: “La ventilación estaba instalada en las paredes. No se las notaba; solo se sentía el frío. Casi no se la oía. Había una tapa de metal con aperturas y el aire frío venía de casi toda la pared. La ventilación siempre estaba en funcionamiento; se apagaba solo cuando se esparcía el gas”.?[16]

    La conclusión de Leuchter según la cual no había ventilación en las cámaras de gas y crematorios II y III es incorrecta. Los planos de los nazis y los testimonios visuales demuestran lo contrario.

    En el Informe Leuchter se argumenta: “…los que esparcían Zyklon B en las ventilaciones del techo y que verificaban la muerte de los ocupantes también hubieran muerto por la exposición al HCN”.[17]

    Los nazis que esparcían Zyklon-B en las cámaras de gas usaban máscaras de gas como precaución. Filip Müller, un judío eslovaco que llegó a Auschwitz en abril de 1942, fue asignado como fogonero en la cámara de gas y crematorio I. Más adelante, fue transferido a Birkenau para trabajar en el crematorio y en los pozos ardientes. Müller recuerda un gaseo en la cámara de gas y crematorio I: “Cuando el último había cruzado el umbral, los líderes de las SS cerraban con fuerza la pesada puerta de hierro asegurada con un sello de goma, y la atornillaban… los Unterführers de guardia habían ido al techo del crematorio… Quitaban las cubiertas de las seis aperturas camufladas. Allí, protegidos con cámaras de gas, esparcían los cristales azules y verdes del gas mortal en la cámara de gas”.[18]

    A pesar del argumento de Leuchter, según el cual aquellos que esparcían el Zyklon-B también hubieran muerto, los testimonios demuestran que ellos usaban máscaras de gas cuando debían realizar su trabajo de asesinato.

    Central Sauna Auschwitz-Birkenau. By Konrad Kurzacz Pimke, e-mail: konrad.kurzacz@gmail.com (own work) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html), CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/) or CC BY-SA 2.5-2.0-1.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.5-2.0-1.0)], via Wikimedia Commons.
    Central Sauna en Auschwitz-Birkenau. Por Konrad Kurzacz Pimke, e-mail: konrad.kurzacz@gmail.com (trabajo propio) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)], CC-BY-SA-3.0  or CC BY-SA 2.5-2.0-1.0], a través de Wikimedia Commons.

    Conclusión:

    El Informe Leuchter no tiene sustento científico y sus conclusiones son incorrectas. La mayoría de sus constataciones, como la cantidad de residuos de HCN, no demuestran nada y pueden refutarse fácilmente. Como se indicó antes, los métodos de Leuchter presentaban fallas.

    Existe evidencia fotográfica, documental y física en su contra. Por ejemplo, hay documentos que muestran que se encargaron, construyeron y utilizaron puertas y sellamientos a prueba de gas. Los testimonios visuales y los planos de los nazis muestran que se instalaron sistemas de ventilación en las cámaras de gas y crematorios II y III.

    Debido al método inadecuado de análisis y muestreo, incluso los “rastros insignificantes” de residuos de HCN en la cámara de gas pueden demostrar incluso lo contrario. Es sorprendente que aún existan restos luego de 43 años de deterioro y de exposición a condiciones climáticas adversas. De hecho, las autoridades polacas realizaron un estudio científico autorizado y meticuloso en 1994. En este estudio se demostró que “a pesar del paso del tiempo (casi 45 años), en las paredes de las instalaciones, que estuvieron en contacto con el HCN, se preservaron vestigios de combinaciones de este componente de Zyklon B. Esto también aplica a las ruinas de las antiguas cámaras de gas”.[19]

    NOTAS

    [1] Se puede ver la opinión del negacionista del Holocausto David Irving sobre el Informe Leuchter en “David Irving: Introduction to The Leuchter Report”, http://www.fpp.co.uk/Auschwitz/Leuchter/ReportIntro.html.

    [2] Se puede ver cómo Leuchter obtenía sus muestras en Mr. Death: The Rise & Fall of Fred A. Leuchter Jr., una película de Errol Morris (2000).

    [3] Fred Leuchter, The Leuchter Report (“Conclusion”) en http://www.ihr.org/books/leuchter/conclusion.html.

    [4] Errol Morris, Mr. Death: “The Rise and Fall of Fred Leuchter, Jr.”, a aproximadamente 54 minutos de su duración.

    [5] Josef Sackar en la obra de Gideon Grief, We Wept Without Tears: Testimonies of the Jewish Sonderkommando from Auschwitz (Yale University Press, 2005), p. 111.

    [6] Véase la tabla “Compiled Data from Certificates of Analysis”, Alpha Analytical Laboratories, Ashland, Massachusetts en http://www.ihr.org/books/leuchter/appendix01.html. La muestra de la cámara de desinfección fue la número 880386.32 y su análisis reveló rastros de 1,050 mg/kg.

    [7] Fred Leuchter, The Leuchter Report (“Design Criteria for a Fumigation Facility”) en http://www.ihr.org/books/leuchter/criteria.html.

    [8] Robert Jan van Pelt, The Van Pelt Report (“IX The Leuchter Report”) en https://www.hdot.org.

    [9] Se pueden ver imágenes del edificio de desinfección en http://www.scrapbookpages.com/AuschwitzScrapbook/Photos/Gallery10/index.html. Al contrario, el edificio en donde Leuchter obtuvo sus pedazos de mortero y cemento se veía más bien así: http://www.scrapbookpages.com/AuschwitzScrapbook/Photos/Gallery7/index.html.

    [10] Fred Leuchter, The Leuchter Report (“Design and Procedures at the Alleged Execution Gas Chambers”) en http://www.ihr.org/books/leuchter/procedures.html.

    [11] Carta de Karl Bischoff al German Armament Works, 3 de marzo de 1943, de los archivos del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau como se cita en el trabajo de Robert Jan van Pelt, The Van Pelt Report (“VI Blueprints of Genocide”) en https://www.hdot.org.

    [12] Eugen Kogon, Hermann Langbein y Adalbert Rückerl, editores. Nazi Mass Murder: A Documentary History of the Use of Poison Gas (Yale University Press, 1994), p. 158.

    [13] Robert Jan van Pelt, The Case for Auschwitz: Evidence from the Irving Trial (Indiana University Press, 2002), p. 192.

    [14] Fred Leuchter, The Leuchter Report (“Design and Procedures at the Alleged Execution Gas Chambers”).

    [15] Robert Jan van Pelt, The Van Pelt Report (“IX The Leuchter Report”) en https://www.hdot.org.

    Se puede ver una imagen de los conductos de ventilación en la cámara de gas y crematorio II en Robert Jan van Pelt, The Case for Auschwitz: Evidence from the Irving Trial (Indiana University Press, 2002), p. 367.

    [16] Saul Chazan, según se lo cita en el trabajo de Gideon Greif, We Wept Without Tears: Testimonies of the Jewish Sonderdommando From Auschwitz (Yale University Press, 2005), pp. 271-272.

    [17] Fred Leuchter, The Leuchter Report (“Design and Procedures at the Alleged Execution Gas Chambers”).

    [18] Filip Müller, Eyewitness Auschwitz: Three Years in the Gas Chambers (Ivan R. Dee, 1979), p. 38.

    [19] Robert Jan van Pelt, The Van Pelt Report (“IX The Leuchter Report”) en https://www.hdot.org.