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    La Operación Reinhard y la cremación masiva: cremación de los cuerpos

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    En los campos de la muerte de la Operación Reinhard, ¿los restos humanos podrían quemarse por su cuenta una vez que el proceso de cremación masiva hubiera comenzado?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    Los restos de los judíos asesinados no se habrían quemado “como madera”, tal como afirman los testigos. Por lo tanto, los asesinatos y las cremaciones masivas de Treblinka, Sobibor y Belzec no pueden haber ocurrido.

    Los hechos son:

    La evidencia demuestra que los restos, así fueran recientes o estuvieran descompuestos, ciertamente se habrían quemado “por su cuenta” cuando las parrillas y los pozos tuvieran suficiente combustible.

    ¿Cómo atacan los negacionistas la declaración de un testigo presencial?

    Yankiel Wiernik, sobreviviente de Treblinka que observó el proceso de cremación, escribió que los “… cadáveres de las mujeres se quemaban con más facilidad que los de los hombres. En consecuencia, los cadáveres femeninos se usaban para encender el fuego”.[1] Un negacionista estadounidense del Holocausto y creador de videos de YouTube, bajo el pseudónimo de “Denierbud” (“el amigo negacionista” en inglés), cita este pasaje de las memorias de Wiernik para afirmar algo que el autor nunca dijo. Denierbud alega que Wiernik aseguró que los cadáveres de las mujeres se quemaban por su cuenta “como la madera”. Luego, afirma que esto es imposible. ¿Cómo lo sabe? Aduce los resultados de su propio experimento, que consistió en cremar una sola pierna de cordero sobre una fogata en la playa.[2]

    Hechos sobre el proceso de cremación:

    Los nazis se enfrentaban a la eliminación de dos tipos distintos de restos humanos. Las víctimas recién asesinadas constituían el primer grupo. Sus cadáveres todavía tenían grasa, lo que aportaba combustible al proceso de cremación.[3]

    Chil Rajchman (también conocido como Henryk Riechman), un sobreviviente judío de Treblinka, evoca: “[El experto de las SS] ordena que la primera capa de cadáveres debe consistir en mujeres, en especial las gordas, colocadas con las panzas sobre los rieles. Después, todo lo que llegue puede colocarse encima: hombres, mujeres, niños. Se sitúa una segunda capa encima de la primera; la pila se angosta a medida que crece, hasta una altura de 2 m [6.5 pies] Luego, el “especialista” ordena que se coloquen ramitas secas por debajo y las enciende con un fósforo. Tras unos minutos, el fuego se aviva de tal manera que es difícil acercarse al horno a más de 50 m [164 pies]”.[4]

    En Auschwitz-Birkenau, también se incineraban cuerpos en pozos. Eliezer Eisenschmidt, miembro del Sonderkommando que ayudaba a cremar restos humanos, testificó:“Una vez que todos los cuerpos estaban en los pozos, los ‘fogoneros’ tomaban la gasolina y prendían fuego a las vigas de madera… Los alemanes diseñaron el proceso de cremación de tal manera que la grasa de los cuerpos alimentara el fuego. En otras palabras, los mismos cuerpos eran el combustible”.[5]

    Los restos en las fosas comunes constituía el segundo grupo. Estos habían estado enterrados durante al menos un mes. La mayoría ya había perdido los tejidos blandos y fluidos corporales (alrededor del 60% del cuerpo está compuesto por agua). Se trataba de piel y huesos secos, que, una vez encendidos, se ardían como el carbón y creaban una hoguera muy caliente. Además, el proceso de descomposición produce metano y ácido butírico, sustancias altamente inflamables, lo que favorecía el proceso de cremación.[6]

    En confirmación de esto, Chil Rajchman testificó que los cadáveres de las víctimas exhumadas “se queman aún mejor que los de las personas recién gaseadas”.[7]

    Parece que ambos tipos de cadáveres se quemaban con la misma facilidad por motivos distintos.

    Albert Ganzenmüller bei Cherson
    De Walter Hollnagel (Eisenbahnstiftung Joachim Schmidt) [CC SA 1.0 (http://creativecommons.org/licenses/sa/1.0/)], a través de Wikimedia Commons

    Conclusión:

    La evidencia indica que ambos tipos de restos humanos (recientes o descompuestos) sí se quemaban “por su cuenta” cuando las parrillas y los pozos tenían suficiente combustible. De hecho, el mismo experimento de Denierbud lo demostró. La pierna de cordero que cremó se incendió brevemente y se quemó “por su cuenta”. Los negacionistas del Holocausto, como Denierbud, tienen motivos alternativos que los llevan a malinterpretar sus experiencias y datos si estos no se adecúan a sus conclusiones ya predeterminadas.[8]

    NOTAS

    [1] Yankel Wiernik, A Year in Treblinka (American Representation of the General Jewish Workers’ Union of Poland, Nueva York, 1945), “Chapter 9”, en http://www.zchor.org/treblink/wiernik.htm.

    [2] “One Third of the Holocaust” en http://www.youtube.com/watch?v=taIaG8b2u8I, aproximadamente entre los 03:05:00 y 03:07:00.

    [3] Para obtener más información sobre este proceso, véase “Carlo Mattogno on Belzec Archaeological Research”, “Part 4.2 Wood Requirements”, en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2009/07/belzec-mass-graves-and-archaeology-my.html.

    [4] Chil Rajchman, The Last Jew of Treblinka: A Survivor’s Memory 1942-1943 (Pegasus, 2009), p. 86.

    [5] Eliezer Eisenschmidt en Gideon Greif, We Wept Without Tears: Testimonies of the Jewish Sonderkommando from Auschwitz (Yale University Press, 2005), p. 224.

    [6] Para un debate completo de este tema, consultar Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, pp. 420, 421 en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html. Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés).

    [7] Chil Rajchman, The Last Jew of Treblinka: A Survivor’s Memory 1942-1943 (Pegasus, 2009), p. 87.

    [8] “One Third of the Holocaust”, aproximadamente a los 03:04 minutos.